Jabatos de Huesca, de la "utopía" a la "proeza"
29/01/2023 5 Minutos de lectura

Jabatos de Huesca, de la "utopía" a la "proeza"

El béisbol en la provincia de Huesca tiene nombre propio, el del Club Béisbol Huesca, que este pasado 2022 tocó el cielo y se proclamó bicampeón nacional, en el Campeonato de España Sub-11 y en la Serie Nacional Sub-18.

De la misma forma que pasa en España con deportes como el futbol o el baloncesto, por citar solo algunos ejemplos, todos los niños en Cuba han jugado, como mínimo en alguna ocasión, al béisbol en la calle. Bien sea con tapones, chapas, piedras o cualquier otro objeto similar que se pueda batear, es en las calles y plazas donde nace el espíritu y la pasión por este deporte que ya ha llevado en repetidas ocasiones al país caribeño a la cima del béisbol mundial.

Como tantos otros niños, Jose Miguel Valdivia, conocido por todos como 'Corojo', se pasó la infancia practicando este deporte en su Cuba natal, pero cuando se mudó a España todo eso quedó atrás. "Yo nunca me imaginé que en España existiera el béisbol, y mucho menos que estuviera organizado de la manera en la que lo está", explica Valdivia. Junto con su esposa, Corojo se instaló en la provincia de Huesca, región en la cual no predominaba ni se practicaba demasiado el béisbol por aquel entonces, hasta que todo cambió gracias a una pasión heredada en su hijo mayor.

Después de mucho trabajo y constancia, fundaron el Club Béisbol Huesca, los Jabatos de Huesca, que han ido cosechando participaciones y buenos resultados en su territorio y en campeonatos nacionales desde su fundación. Este pasado 2022, el club consiguió, por primera vez en su historia, la victoria en un Campeonato de España -de categoría Sub-11, jugado en Valencia en octubre- y el título en la Serie Nacional Sub-18 -celebrada en Gijón el mes de julio-. Además, recientemente recibieron la Pajarita de Oro otorgada por el periódico Altoaragón a la entidad deportiva del 2022. Y todo esto, sin tener siquiera un terreno adecuado en el que jugar y practicar con regularidad.

Una bola firmada del 1992 y un guante de los Yankees

"Mi hijo nunca se había interesado por el béisbol hasta que en su escuela, el CEIP Pirineos-Pyrénées, empezaron a impartir béisbol. Con eso, un día llega a casa y me preguntó si yo sabía jugar, y fue entonces cuando volvió a mí ese niño que jugaba en las calles de Cuba", narra Valdivia. Por aquel entonces, los únicos utensilios para practicar béisbol que quedaban en casa de Corojo no eran ni de lejos los más óptimos, pero sí que fueron los necesarios para arrancar un proyecto que este pasado 2022 vivió "un año irrepetible".

Corojo recuerda los inicios del béisbol en Huesca con humor y emoción: "solo teníamos un guante que mi esposa había traído del estadio de los Yankees de Nueva York, como regalo para nuestro hijo, y una bola firmada por todos los integrantes de la selección cubana que ganó las Olimpiadas en 1992, que yo guardaba como recuerdo". Valdivia sabe de sobras que "esa bola ahora valdría mucho dinero", pero se echó totalmente a perder por una causa que ahora empieza a dar sus frutos.

"Fuimos con mi hijo a la plaza de delante de casa a pasar bolas, y, como era un deporte vistoso y que se estaba practicando por aquel entonces en la escuela, se fueron sumando más y más niños para practicar cuando terminaban el colegio". Cada tarde se juntaban todos en la misma plaza y "boleamos hasta que la pelota firmada quedó totalmente pelada", como explica Valdivia, "pero gustó tanto y llamó tanto la atención que al final propusimos la actividad a la AMYPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) como extraescolar, y ahí fue cuando empezó todo", rememora.

A base de ilusión y trabajo, pero sin instalaciones

En sus comienzos, la actividad extraescolar se centró en el patio del mismo centro escolar, aunque "al poco tiempo nos volvimos a la plaza en la que empezamos, ya que nos quedó pequeño muy rápidamente", explica. Desde entonces, los Jabatos practican en espacios que distan mucho de estar pensados -y mucho menos homologados- para la práctica del béisbol. "Lo más complicado es retener a los niños, puesto que, al no tener ninguna instalación, no conseguimos generar esa sensación de pertenencia a un terreno como sí que pasa en prácticamente todos los clubes de España", lamenta Valdivia, "y es por esto que tenemos que crear una tradición y un grupo gracias a los hechos y unos entrenamientos que mantienen la esencia de ese deporte de calle que yo jugaba en Cuba de pequeño", sigue.

Pese a carecer de unas instalaciones adecuadas -aunque Corojo afirma que "nos han prometido que este 2023 tendremos un túnel de bateo" y que "ahora estamos entrenando un día a la semana en la ciudad deportiva"-, los Jabatos de Huesca consiguieron este pasado 2022 unos éxitos que Valdivia califica como "una utopía". En el mes de julio consiguieron alzarse con el título de la Serie Nacional Sub-18 en Gijón con "el equipo de niños que empezó todo el proyecto y que han ido creciendo juntos" y, para rematar la faena, en el mes de octubre consiguieron el primer campeonato de España de su historia, el de categoría Sub-11 con máquina de lanzar. "Este año pasado pusimos toda la carne en el asador y conseguimos unos éxitos irrepetibles. El broche de oro ya fue la Pajarita de Oro, todo un reconocimiento para nosotros", explica.

Unos premios que les dan alas en un futuro incierto

El hecho de quedar campeones de la Serie Nacional Sub-18 les permite participar este 2023 en el Campeonato de España, competición que Valdivia define como "una de las más duras de este deporte y a la que iremos con ganas de hacerlo bien y seguir cosechando buenos resultados, aunque muchos de nuestros jugadores están estudiando y este año tienen las pruebas de acceso a la universidad", lamenta. Pese a esto, Corojo afirma que "el 2022 nos ha hecho el efecto de un Red Bull, ya que nos ha dado alas para seguir trabajando duro".

Bien es cierto que dentro del club "aún nadie se ha acabado de creer todo lo que conseguimos en el 2022 y ahora todo el mundo está un poco nostálgico, pero todo esto nos tiene que servir de trampolín para ir más allá", como explica Valdivia. "Cabe destacar que todo lo que estamos haciendo no sería posible sin las mil horas que le dedicamos no solo yo, entrenando a todas las categorías, sino también la junta, los padres e incluso mi esposa. Todos estamos metidos en esto con ganas de tirarlo adelante", sigue. También destaca que "algunos de los niños que empezaron desde cero se han sacado el título de monitores para poder ayudar y echar una mano en los entrenos para llevar equipos, cosa que nos ayuda mucho a seguir creciendo".

Aunque bien es cierto que las ganas de seguir creciendo lo pueden todo, al preguntarle por el futuro del club Corojo se muestra esperanzado y triste a la vez. "Este 2023 sacaremos equipos de Sub-11, Sub-13 y el Sub-18 que irá al Campeonato de España, pero el hecho de no tener campo nos está perjudicando mucho", afirma, "solo por poner un ejemplo, nuestros lanzadores solamente tiran con montículo en las competiciones, ya que aquí no tienen donde practicar. Además, como no tenemos campo, no podemos ni plantearnos sacar un equipo Sénior para competir en la Liga Norte pese a que la mayoría de los jugadores podrían. Algunos incluso los hemos cedido al Miralbueno para jugar División de Honor", explica Valdivia.

El béisbol de calle aterrizó sin quererlo en Huesca hace ya muchos años, y gracias a las ganas y la chispa aportada por su hijo, Corojo se puso en el timón de un barco que este 2022 consiguió tocar el cielo. "De lo que estoy más orgulloso es de haber conseguido todo lo que hemos conseguido partiendo desde la precariedad absoluta. Si me lo llegan a decir el primer día que bajamos a la plaza con un guante de los Yankees y la pelota firmada de las Olimpiadas del 1992 pensaría que es un delirio. Y aquí estamos", concluye Valdivia.